20 Dic CAMBIO DE RUMBO, Y UN FUTURO PROMETEDOR, PARA EL REAL AEROCLUB DE GRAN CANARIA
El Real Aeroclub de Gran Canaria, como ya publicamos en el mes de septiembre, renovó a su junta directiva con María del Pino Reyes Yáñez a la cabeza como presidenta. Y ahora estos cambios y el trabajo de todos ellos están empezando a dar sus frutos. Las previsiones son que poco a poco se pueda salir de la grave situación económica en la que se encontraban.
Como ha publicado el diario Canarias7, el Real Aeroclub de Gran Canaria cumplirá 70 años en 2021, mientras que el aeródromo privado que sirve de sede del aeroclub, dotado con hangares y una pista de 800 metros de longitud, hizo 50 años en junio.
La situación con la que se enfrenta la nueva junta directiva es crítica. El aeroclub apenas estaba funcionando, por lo que no se estaban generando ingresos para garantizar su supervivencia. Hacía más de un año que tampoco se les cobraban las cuotas a sus aproximadamente 140 asociados. Llegó a tener siete aviones, pero no están volando, porque no reúnen las condiciones óptimas de aeronavegabilidad que exige la ley. Además, hace un año que acabó la concesión del suelo donde está la pista, que por 50 años y de forma gratuita les cedió la familia del Condado de la Vega Grande, la propietaria de los terrenos. Desde entonces han de hacer frente al pago de un alquiler. Precisamente una de sus prioridades es reforzar las relaciones con la propiedad, a la que, de entrada, le agradecen tantos años de colaboración con esta entidad.
Pero el actual equipo es optimista. Acudieron con un plan de viabilidad bien medido que demuestra que esta señera institución no solo tiene un brillante pasado, sino también un fulgurante futuro. En un año, si todo sale bien, habrán enderezado el rumbo. Lo tiene todo a su favor, como apunta otro de los nuevos directivos, Jorge Sánchez, vicepresidente segundo: “En Canarias hay mucha afición a volar y a los deportes aéreos, y luego está el turismo, nos volverán a visitar millones de personas a las que nos podemos ofertar como un atractivo más; aquí podemos volar todo el año y eso no lo tiene nadie en Europa”.
Así las cosas, en el horizonte inmediato la hoja de ruta es clara. La resume María del Pino Reyes: “Hay dos prioridades: el frente económico, para estabilizar el aeroclub, y volver a volar”. La intención del club es poner en servicio cuanto antes tres aviones, dos Cessnas biplaza y una Piper de 4 ocupantes. En el club se necesita que los socios vuelvan a volar, que alquilen horas de vuelo y generen ingresos. A partir de ahí, el otro reto también está muy definido: abrirse a la sociedad. Y para ello tienen pensado recuperar la escuela de pilotos de aviación general, pero también hacer campañas de promoción para atraer a la pareja y a los niños, organizar jornadas de puertas abiertas y ofertar la posibilidad de que la gente se suba a uno de sus aviones y vuele sobre la isla con uno de sus pilotos.