25 Oct NIÑOS EN LOS CIELOS DE VITORIA
El Aeroclub de Vitoria nos ha enviado la noticia del evento que organizaron el pasado 24 de octubre, en el que una decena de niños de la asociación Aspanafoa y sus familias realizaron viajes en avioneta gracias a la iniciativa del aeroclub.
Las avionetas del Aeroclub Heraclio Alfaro (el Aeroclub de Vitoria) volaron por los cielos de la ciudad con unos “pilotos muy especiales”. Una decena de niños pertenecientes a la asociación de padres y madres de niños con cáncer de Álava, Aspanafoa, participaron en la actividad organizada por el Aeroclub, la primera de estas características tras la aparición del COVID. Para la mayoría de ellos era su primera vez en el aire, y la pista de Aeropuerto de Foronda se convirtió en un escenario de nervios y emoción.
Como ha publicado el diario El Correo, en su edición de Álava, Jeremías Turne correteaba de un lado para otro y no podía parar de repetir todo lo que había observado desde el cielo. «Hemos rodeado toda la ciudad, y hemos visto muchos cultivos. También los pantanos y el Buesa Arena. Ha sido genial», contaba este pequeño de ocho años con una amplia sonrisa. Nunca había montado en avioneta y probablemente jamás olvide este viaje. Le acompañaban su hermano Johans, su padre Johan y su madre, Lorena. «A los cuatro nos ha encantado la experiencia. Para ellos ha sido una sorpresa y están realmente felices», agradecía la mamá. Hace dos años que la familia al completo llegó a la capital alavesa desde Maracaibo (Venezuela) para tratar a Jeremías de una leucemia tipo B. «Al principio fue muy duro, el tratamiento era muy agresivo y lo pasamos muy mal, pero ya se está recuperando. Si todo va bien, el día 31 de diciembre tocará la campana que significa que está curado», contaba Lorena, que cada 15 días se traslada junto a su hijo al Hospital de Cruces de Bilbao.
Al igual que ellos, Iñigo Gil también pertenece a Aspanafoa, aunque desde hace algo menos de tiempo, 14 meses. Ayer sobrevoló Vitoria junto a su hija Jone de siete años durante unos 30 minutos que guardará para el recuerdo. «Lo hemos disfrutado muchísimo. El avión se movía un poco, pero ha sido una experiencia muy bonita; hemos visto el Anboto, el Aitzgorri, Sierra Salvada…», enumeraba Iñigo. Por su parte, la pequeña Jone ya mostraba su deseo de repetir.
No es la primera vez que el Aeroclub Heraclio Alfaro y Aspanafoa se unen para realizar una iniciativa de este tipo, pero de la última había pasado ya más de una década. «El primer contacto lo hicimos en el mes de enero, pero luego llegó el bicho y tuvimos que dejar la idea aparcada. Finalmente fijamos el día de hoy y la verdad es que hemos tenido muchísima suerte con el tiempo», contaba Eduardo Zapatería, presidente del Aeroclub. Él mismo pilotó varios de los vuelos con los menores y sus progenitores en su interior. «Ves a los críos cómo gritan de emoción cuando vamos a despegar y después cómo lo disfrutan todo y la verdad es que es una gozada», reflexionaba este amante de la aviación.
Con él y otros expertos del Heraclio Alfaro conversó Iker Tubia, que a sus 18 años se confiesa un verdadero aficionado a los aviones. No era la primera vez que montaba en avioneta, lo hizo con su padre Mikel y después volaron también su madre Alicia y su hermana pequeña Iraide. Su familia lleva en la asociación casi desde que Iker nació. «Ha estado súper bien, para quedarse un buen rato más arriba… A mí esta experiencia me ha hecho el día y te diría que hasta el mes. Muy, muy guay», no paraba de repetir Iker feliz desde su silla de ruedas.
El joven incluso pudo conducir durante unos minutos la avioneta, al igual que el pequeño Lier Gómez, de 7 años, que, junto a Eder Campo, de 10, se lo pasaron en grande simulando ser pilotos en tierra firme. «Para él ha sido una sorpresa, hasta ayer no le dijimos que veníamos para que no se pusiera nervioso. Desde arriba hemos visto nuestra casa y el cole, ha sido muy chulo», agradecía Gorka, el aita de Eder.